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lunes, 18 de julio de 2016

El antiguo hospital Hispanoamericano de la Sierra (Guadarrama)

Enseguida que leí este nombre en las memorias de mi abuelo comencé a buscar el sitio exacto donde estaba ubicado. No me resultó fácil porque hay muchas referencias a hospitales abandonados de la sierra, y muchos confunden unos con otros o desconocen su historia. 

Imágenes del 2015 y 2006 del Google Earth
Yo sabía que el 23 de julio de 1936 mi abuelo subió en una camioneta a la sierra, y al llegar justo a la altura de este hospital, las balas silbaban de tal manera sobre el vehículo que el conductor dio media vuelta dejando a mi abuelo en tierra, en el medio de aquella llanura, a expensas de los tiradores de las posiciones nacionales. Lo dejó con lo puesto, un mono y una cartera con tres o cuatro pesetas. Y se llevó en su coche cuatro pertenencias con las que viajaba. 

Mi abuelo preguntó y enseguida le indicaron que en la entrada de Guadarrama, a la izquierda, había un sanatorio de tuberculosos denominado hispanoamericano. Como cualquier hospital en aquellos días estaba lleno de heridos del frente, así que entró y se dirigió al comandante para ver si podía ayudar y de paso, resguardarse, ya que era cabo de sanidad militar. 

Desde el principio supe de qué edificio se trataba, pues son muchas las fotos y referencias que se pueden encontrar en google de cuando estaba abandonado. Contacté con el centro, que actualmente es un psicogeriátrico, pero fueron bastante parcos en sus explicaciones, no me permitian la visita ni aún pidiendo autorización previa y, eso sí, me remitieron amablemente algunas fotografías de los exteriores. 

Anuncio publicado en La Nación
Comparándolas con algunas que aparecen en la hemeroteca queda claro que, incluso con la rehabilitación, conserva el corte de las ventanas y algunas de las terrazas. Precisamente en una de ellas cayó herido mi abuelo desde la azotea, cuando intentaba poner una bandera blanca, tras un bombardeo, el 24 de julio de 1936.

Historia del Sanatorio Hispanoamericano
Este centro médico abrió en septiembre del año 1931, como se puede leer en el ABC y otros periódicos de la época donde se publicó la noticia y también anuncios del hospital. Su director médico era el doctor Romero Alonso, ex residente de Davos, Suiza. Y el cirujano el doctor Mariano Gómez-Ulla. 

También se especifica que el edificio era de nueva construcción y estaba situado a 1.050 metros de altura, y a un kilómetro por carretera del pueblo de Guadarrama, junto a un bosque de pinos. Unos 76 enfermos era la capacidad del centro, que costaba de 18 a 40 pesetas, incluyendo pensión y asistencia médica. 


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miércoles, 22 de junio de 2016

La lucha de trincheras en Guadarrama durante la Guerra Civil

Buscando datos sobre el batallón de Pontevedra que refiere mi abuelo en sus memorias, y que ocupaba el Alto del León en los inicios de la guerra civil española, he encontrado otro tesoro histórico. Esta vez ha sido en las páginas de La Voz, en su crónica del frente de Guadarrama el 27 de julio de 1936. 

Restos de trincheras / M.L.
El relato, con ese aire de gesta tan de periodismo de principios de siglo, narra la deserción de un soldado del Ligero de Artillería de Valladolid que se pasó al bando republicano. Lo firma un tal "José Luis Moreno", enviado especial al Alto del León. Desconozco cómo habría logrado el periodista coronar esta cumbre, teniendo en cuenta que era un polvorín que estuvo en esos últimos días de julio en manos de los republicanos y de los nacionales, pero con más predominancia de estos segundos. 

El redactor cuenta que subió a la Sierra sin más obstáculo que los puestos donde estaban destacados algunos milicianos que les pedían la consigna. Precisamente ese día 26 de julio fue cuando mi abuelo consiguió subir desde el antiguo Sanatorio de Tablada hasta la Casilla de la Muerte, en una camioneta con un conductor y otro militar de Sanidad, pero ambos acabaron tiroteados en la cuneta, el vehículo volcado y mi abuelo salvó la vida milagrosamente al rodar ladera abajo.

El periódico cuenta que esa tarde una columna mandada por un comandante "estableció contacto en plena sierra con los rebeldes. Aseguran que, peleando a unos veinte metros de distancia de los traidores, les intimaron en nombre del gobierno de la República a que se rindieran (...) la respuesta fue una franca huída".
El relato recoge a un ejército nacional desanimado y cuya aviación tiraba octavillas desde una avioneta negra indicando que la columna de Mola avanzaba y su llegada era inminente.

Aspecto actual del Alto del León
El periodista entrevista a un soldado de nombre Ricardo Gómez Esteban que afirma ser de la columna facciosa y que vino desde Valladolid. Este hombre afirma algo que me llamó bastante la atención, pues indica que el 23-24 de julio tropas de Salamanca y Plasencia partieron hacia Guadarrama. El sábado 25 de julio llegaron al Alto del León y comenzó el bombardeo. En esos días mi abuelo narra que los disparos eran constantes, de hecho, él fue condecorado por subir a la azotea del hospital Hispanoamericano y poner una bandera blanca con una cruz atada al pararrayos, acto en el que resultó herido pero le valió un ascenso. 

En esos días la crónica narra que sigue el avance de los republicanos dirigidos por el general Riquelme, con apoyo de la aviación, logrando avanzar y que los nacionales abandonen varias de sus posiciones. Se citan en concreto los combates desde el entorno de Collado Mediano. Después la crónica se desplaza hacia Somosierra haciendo referencia a la visita al frente de Dolores Ibarruri y Largo Caballero, además de otros diputados socialistas que se unieron a la lucha en la zona.

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jueves, 3 de septiembre de 2015

¿Nos mudamos a un libro?

Alberto, Silvia, Lourdes, Lucía, Ana, Pepa, Víctor, Enrique, Inma, Marta o María. Son solo algunos nombres de los muchos lectores que en los últimos meses me han ido haciendo llegar sus comentarios. La mejor noticia es que se han leído la novela de un tirón, en uno, dos o pocos días. Como lectora creo que la mejor virtud que puede tener un libro es engancharte hasta el punto de no poder soltarlo hasta el final.

El lector completa la obra. Las historias solo cobran vida cuando alguien las hace suyas, cuando abrimos las páginas de un libro y dedicamos unas cuantas horas de nuestra vida a evadirnos de nuestro mundo real y nos embarcamos en una historia que nos hace soñar. Página a página, cada uno creamos un mundo único de interpretación para cada obra, y vivimos cada escena de la historia en función de nuestras vivencias y emociones. 

La historia de "La Casilla de Guadarrama" rondaba mi cabeza y ahora es de todos los lectores. Si ha proporcionado dos días o una semana de emoción a cada uno de ellos ha sido un trabajo muy satisfactorio. 

Si aún no has leído la novela aquí tienes toda la información sobre ella. Te esperamos!